Elecciones generales en EE.UU. noviembre 2016
En “A Taberna do Croio”
siempre atentos a las novedades de todo tipo no podíamos obviar las elecciones
generales de EE.UU. de este día 8 de noviembre del año en curso.
Comentamos la posibilidad
de un triunfo, aunque menor de Hilaria Clinton. Los resultados no coincidieron
con la mayoría de vaticinios y encuestas. Llegados a donde estamos, concluimos
que ese inesperado y notable triunfo de Donald Trump ha sido consecuencia de
que la señora Clinton jamás debió ser la elegida en primarias sobre Bernie
Sanders. Posiblemente este hubiera desbancado al millonario Trump. EE.UU, sobre
todo en la América profunda y tradicional, no quieren a una mujer como
presidenta. Lo sé por experiencia personal debido a mis frecuentes viajes a ese
país. Recuerdo, hace ya algunos años, una conversación en casa de unos
abogados, uno de ellos familiar mío, en Washington, la discusión crispada que
se levantó hablando acerca de la señora Hilaria Clinton y sus recalcitrantes intereses
de conseguir la presidencia. Solo una mujer de profundo feminismo, una abogada
funcionaria del Capitolio, la defendió con uñas y dientes ante el resto de
convidados a aquella cena. Trump ciertamente, al menos en nuestra opinión, debe
su triunfo a esa América agrícola y profunda así como al voto de los barrios
suburbiales de las grandes ciudades. El sector muy mayoritario afectado por la
crisis dentro de la baja de sueldos y otras mermas, comprobando la ineficacia amable
del sistema optó por un cambio radical, a la búsqueda desesperada de la solución
a sus problemas. ¡Fuera inmigrantes! Nos
roban los puestos de trabajo y crean delincuencia y otras desgracias. Este entre
otras muchas cosas era el mensaje de Donald Trump. Respetamos, aunque a
disgusto, el resultado electoral de EE.UU. Quedamos a la espera de novedades desconocidas
y posiblemente desestabilizadoras, que únicamente los contrapoderes podrán suavizar,
así como las relaciones internacionales que han de saber controlar las
políticas dentro de ese ámbito tan importante y que en todos nosotros
repercuten.
Napoleón Bonaparte quiso
erradicar el catolicismo, pero las demás potencias se negaron a establecer relaciones
con su gobierno. El emperador, así aislado, tuvo que claudicar.
Eduardo Fernández Rivas
Lugar de Fiunchedo-Sada;
09-11-2016
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