miércoles, 9 de noviembre de 2016

Elecciones en EE.UU. Trump y Clinton

Elecciones generales en EE.UU. noviembre 2016
En “A Taberna do Croio” siempre atentos a las novedades de todo tipo no podíamos obviar las elecciones generales de EE.UU. de este día 8 de noviembre del año en curso.
Comentamos la posibilidad de un triunfo, aunque menor de Hilaria Clinton. Los resultados no coincidieron con la mayoría de vaticinios y encuestas. Llegados a donde estamos, concluimos que ese inesperado y notable triunfo de Donald Trump ha sido consecuencia de que la señora Clinton jamás debió ser la elegida en primarias sobre Bernie Sanders. Posiblemente este hubiera desbancado al millonario Trump. EE.UU, sobre todo en la América profunda y tradicional, no quieren a una mujer como presidenta. Lo sé por experiencia personal debido a mis frecuentes viajes a ese país. Recuerdo, hace ya algunos años, una conversación en casa de unos abogados, uno de ellos familiar mío, en Washington, la discusión crispada que se levantó hablando acerca de la señora Hilaria Clinton y sus recalcitrantes intereses de conseguir la presidencia. Solo una mujer de profundo feminismo, una abogada funcionaria del Capitolio, la defendió con uñas y dientes ante el resto de convidados a aquella cena. Trump ciertamente, al menos en nuestra opinión, debe su triunfo a esa América agrícola y profunda así como al voto de los barrios suburbiales de las grandes ciudades. El sector muy mayoritario afectado por la crisis dentro de la baja de sueldos y otras mermas, comprobando la ineficacia amable del sistema optó por un cambio radical, a la búsqueda desesperada de la solución a sus problemas. ¡Fuera inmigrantes!  Nos roban los puestos de trabajo y crean delincuencia y otras desgracias. Este entre otras muchas cosas era el mensaje de Donald Trump. Respetamos, aunque a disgusto, el resultado electoral de EE.UU. Quedamos a la espera de novedades desconocidas y posiblemente desestabilizadoras, que únicamente los contrapoderes podrán suavizar, así como las relaciones internacionales que han de saber controlar las políticas dentro de ese ámbito tan importante y que en todos nosotros repercuten.
Napoleón Bonaparte quiso erradicar el catolicismo, pero las demás potencias se negaron a establecer relaciones con su gobierno. El emperador, así aislado, tuvo que claudicar.
Eduardo Fernández Rivas

Lugar de Fiunchedo-Sada; 09-11-2016 

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